EL HOLLYWOOD QUE NO CONOCES

martes, 2 de diciembre de 2014

WESTERN UN GENERO DE LEGENDA VIII



El western es casi tan antiguo como el propio cine. Nació en 1903 con el filme de Edwin S. Porter "Asalto al tren del dinero" creando el género por excelencia del cine americano y siendo el único propio, ya que los otros géneros beben del teatro, de la literatura o del espectáculo de variedades.

EUA ha creado su épica a través del western, con motivos como la refundación del territorio, la lucha contra la naturaleza y la violencia. Además de una iconografía propia basada en vaqueros, caballos, indios, diligencias, revólveres y, sobre todo, el lejano Oeste, un territorio virgen lleno de oportunidades para los más fuertes. Esta iconografía se acompaña del estereotipo del vaquero bueno, que quería forjar un hogar en una tierra inerte para poder descansar, y el vaquero malvado, aquel que se aprovecha de los demás para conseguir una vida más fácil.

El western pronto comenzó a recaudar grandes beneficios, pero a diferencia de otros géneros, no supo adaptarse a la llegada del cine sonoro, lo que provocó que entrara en crisis hasta la llegada de dos grandes nombres propios del género: John Ford y John Wayne. "La diligencia" de 1939 dirigida por Ford e interpretada por Wayne dio pie a la época dorada del western que duró hasta la década de los 50 con filmes como "Río Bravo" y "Río Rojo" de Howard Hawks, "Johny Guitar" de Nicholas Ray o "Centauros del desierto" del mismo John Ford. Ford que obtuvo sus mayores éxitos de público y crítica con dramas como "Las uvas de la ira" (1940) y "Que verde era mi valle" (1941) nunca pudo ocultar su fascinación por el western, así que, junto al productor Merian C. Cooper fundó la Argosy Productions con la que creó una trilogía sobre la caballería del lejano oeste. Los tres filmes, "Fort Apache" (1948), "La legión invencible" (1949) y "Río Grande" (1950) encumbraron hasta la cima a John Wayne, protagonista de los tres filmes.

A partir de 1960 el western vuelve a entrar en decadencia. El punto de inflexión se produce cuando tres grandes directores del género (John Ford, Henry Hathaway y George Marshall), se reúnen para crear "La conquista del Oeste" (1962), un western épico con largo elenco de estrellas. Sin embargo, y aunque el filme tuvo una buena acogida, marcó el declive del género. Los productores se dieron cuenta de que el western tenía cada vez menos público y dejaron de financiar proyectos. John Ford, uno de los grandes exponentes del nuevo western que el mismo comenzó con "La diligencia" se percató de la situación y decidió crear "El hombre que mató a Liberty Valance" (1962). Un filme que iniciaba el movimiento del género hacia la decadencia conocido como western crepuscular.

El western crepuscular se basa en una pérdida de la épica género. Se edulcora la violencia y los vaqueros ya no son luchadores honrados, sino hombres con fisuras que pasan más tiempo hablando de épocas mejores que disparando. Dejan de ser héroes para pasar a ser hombres atropellados por su pasado atrapados por las circunstancias que, cómo el género, terminan siendo meros fantasmas de lo que fueron. El western crepuscular muestra la decadencia de un género que se alejó demasiado de sus ideales y de su épica.

Mientras tanto, Europa iniciaba el "spaghetti-western". Un movimiento comenzado en los 60 y finalizado en los 70 que se caracterizaba por unos personajes sucios, sin moral y ansiosos de poder y dinero. Estos westerns rodados en Italia y, sobre todo, el desierto de Almería, fueron considerados un subgénero casi de serie B, a excepción de la trilogía del dólar creada por Sergio Leone, el que fuera el gran director del "spaghetti-western". Leone dignificó este subgénero con tres filmes emblemáticos: "Por un puñado de dólares" (1964), "La muerte tenía un precio" (1965) y "El bueno, el feo y el malo"(1966). Pese a ser filmes con una trama más bien simple, tuvieron tres factores que los convirtieron en todo un éxito y que aún hoy siguen siendo filmes de culto: la dirección de Sergio Leone de mucha tensión, la banda sonora de Ennio Morricone y la presencia de un joven Clint Eastwood que representaba como nadie la dureza de estos hombres faltos de moral.

En los 60 y 70 no sólo el "spaghetti-western" decayó hasta entrar en el olvido, en EUA el género cada vez tenía menos novedades y ya casi nadie se acordaba de él. Hasta que apareció Sam Peckinpah que mostró la falta de moral y la lenta muerte del género con una violencia excesiva. Suyos fueron los últimos grandes westerns con filmes como "Duelo en alta sierra" (1961), "Major Dundee" (1965), "La balada de Cable Hogue" (1970) y, especialmente, "Grupo Salvaje" (1969), un filme lleno de violencia, disparos y muertes a cámara lenta, pero a la vez, un filme desolador y terriblemente hermoso, convirtiendo la película en una obra de referencia para los siguientes generaciones de cineastas. Sam Peckinpah basó su cine en una violencia extrema y un montaje bastante vanguardista donde los protagonistas responden a la figura del antihéroe de dimensiones trágicas, a veces empeñados en defender un código ético propio de una sociedad cínica y materialista. Además, los westerns de Peckinpah se caracterizan por un uso de balas a granel (hasta 90.000 balas de fogueo se usaron para el rodaje de "Grupo Salvaje") y la cámara lenta para dramatizar las muertes. Precisamente, Peckinpah legitimó el uso de la violencia y la cámara lenta con su idea de mostrar lo dramático de un disparo, "que incluso proyecta tu cuerpo hacia detrás". Peckinpah se despide del género con "Pat Garret y Billy the Kid" (1973), su último western que la Metro Goldwyn Mayer mutiló para reducir su duración temiendo que nadie se acordara del western y el filme fracasara.

Con Peckinpah muere el western, sin embargo, en los 90 se van haciendo grandes películas del género, como el pez que da los últimos coletazos antes de morir. Filmes como "Bailando con lobos" (1990) dirigida por Kevin Costner, o "El jinete pálido" (1985) y "Sin perdón" (1992) de Clint Eastwood hicieron sendos esfuerzos por revivir el género. Pero como en "Sin perdón", el western es ya un fantasma del pasado, un recuerdo de lo que fue que ha perdido la fuerza, la grandeza y la épica a la vez que la sociedad.
 






























































































































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