En los comienzos de este género, el fragmento tenía como objetivo impresionar sin mantener mucha conexión con el desarrollo narrativo. Sin embargo, al alcanzar su madurez, se estiliza el género y los números concatenan la historia.
Ningún otro género cinematográfico –ni siquiera el western- es tan inequívocamente americano como el musical. El concepto del espectáculo que impera en todos los aspectos de la sociedad de EEUU alcanza uno de sus máximos exponentes en el cine y, dentro de él, en las elaboradas coreografías, las melodías inolvidables y –simplemente- las obras maestras que ha dado el musical.
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