EL HOLLYWOOD QUE NO CONOCES

miércoles, 25 de marzo de 2015

LOS COMIC LA INFANCIA VUELVE

Las historietas actualmente viven una época dorada en su traspaso a otros medios, ya sea como inspiración lejana o llevando a las pantallas del cine y la televisión a los mismos personajes creados para las viñetas. Y en esta época dorada hay un género propio de los cómics que parece encaminado a apropiarse por completo de las series de televisión y las películas de cine: los superhéroes. - 

¿Sabían que Superman originalmente no volaba, sino que daba supersaltos, y que fueron los animadores del serial cinematográfico de 1941 los que lo hicieron volar porque para ellos dar saltos tan grandes era visualmente ridículo? ¿Sabían que el mayordomo Alfred y la baticueva, dos elementos icónicos del universo del Batman de hoy, tampoco nacieron en las historietas sino que en la serie de cortometrajes cinematográficos de 1942 y 1943? ¿Sabían que la kriptonita –sí, ese mineral esmeralda que debilita al mismísimo Superman- es mencionada por primera vez en el radioteatro de 1945 dedicado al personaje? ¿Sabían que H.E.R.B.I.E., el gracioso robot que acompañaba a los Cuatro Fantásticos en la serie de dibujos animados de 1978, pasó de la pantalla a las páginas de la revista un año después? 

Es simple. Desde el comienzo los ingratos héroes de mallas y capas sintieron que el medio que les había dado origen les resultaba insuficiente, estrecho y poco rentable. El éxito alcanzado en el papel llevó a que saltaran –o volaran- a la radio, el cine, el teatro y la televisión. Y fue en ese traspaso de un medio a otro que la creatividad y los intereses comerciales explotaron nuevas posibilidades de los personajes y de sus mundos, añadiendo elementos, afinando rasgos, sumando poderes y alterando historias. Algunos de estos aportes quedaron en el camino, pero otros volvieron al medio de origen y se integraron a las historias de papel y tinta, enriqueciéndolas. Sinergia, podríamos llamarlo.
Hoy en día, con el género superheroico ya establecido para bien o para mal como el más vistoso del mundo de los cómics, esta mutua alimentación sigue dándose. Es cosa de recordar los aportes dejados por Batman: La serie animada (1992-1995): la policía Renée Montoya, quien luego en los cómics viviría su lesbianismo junto a Batwoman y tomaría el papel del héroe urbano The Question. O Harley Quinn, la desquiciada siquiatra del Joker que en 1992 dio el salto de la pantalla chica a las historietas de Batman, en donde goza hoy de una exitosa revista propia.
Sin duda que algo tienen los superhéroes y sus historias que resultan atractivos para los otros medios. En primer lugar, son visualmente muy llamativos. Sus coloridos trajes, sus cuerpos tonificados, sus impresionantes habilidades; todos rasgos que en movimiento pueden ganar dramatismo y espectacularidad (algo que el cine comercial de hoy agradece con sus pantallas 3D, 4D, Imax y lo que venga). También sus historias son del gusto masivo (o lo que el cine estadounidense nos ha enseñado que es el gusto masivo): hay tragedia, sacrificio, nobleza, villanía, destrucción, redención… Los elementos básicos de toda historia que nos apasiona, a fin de cuentas.








































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