EL HOLLYWOOD QUE NO CONOCES

martes, 29 de abril de 2014

CINE NEGRO ACCION Y DRAMA PART VIII

Cuando el Cine escribe en negro

El cine, por definición desde su nacimiento, es un animal sediento de historias. Las busca allí donde saltan y no hay género literario que no haya intentado adaptar para convertir sus relatos en fenómenos de masas. Al séptimo arte no se le podía escapar un campo tan apetecible como el de los detectives y malhechores, que empezaron a florecer en las páginas de las editoriales en los años veinte del siglo pasado. Tenían todos los ingredientes para protagonizar algunas de las mejores historias de la gran pantalla: eran personajes misteriosos, interesantes, fuertes, con un código propio, dispuestos al riesgo y ciertamente atractivos.
Hablar de novela negra en el cine es imposible sin hacerlo de aquella que puso todos sus cimientos. El halcón maltés de Dashiell Hammett fue la piedra angular del género. Las páginas del texto publicado en 1930 posibilitaron la obra maestra que un primerizo John Houston rodó más de una década después (antes había habido dos intentos fallidos), con Humphrey Bogart en el papel del inolvidable Sam Spade, el investigador de maneras poco delicadas que busca la pista de la estatuilla preciada.
Hammett, que empezó como novelista y acabó como guionista en Hollywood, es un indispensable del género, pero a la hora de hablar de adaptaciones al cine de novela negra hay que hacer una apartado para Raymond Chandler. Nominado en dos ocasiones al Oscar al mejor guión, sus textos, primero en forma de novela y luego convertidos en guiones de cine, causaron un fuerte impacto en la meca del cine. Suyo es el personaje de Philip Marlowe, ese detective privado severo, duro y algo dado a los excesos del alcohol. De sus novelas bebieron para convertirse en películas clásicos del género como La dama del lago y, sobre todo Sueño eterno, una de las cumbres cinematográficas que construyó Warner con sus mejores mimbres: guionistas como William Faulkner y un elenco liderado por unos sobrecogedores Lauren Bacall y Humphrey Bogart. Este último es uno de los que mejor llevaron la gabardina de Marlowe, aunque no el único. Su papel ha sido interpretado a lo largo de la historia por grandes figuras como Dick Powell, Robert Montgomery, Danny Glover o Robert Mitchum.
Chandler y Hammett fueron dos figuras que marcaron el inicio de un tipo de cine sobre el que rápidamente los grandes realizadores fijarían su atención. Y así llegaron adaptaciones de novelas con algunos resultados a la altura de los ya citados: Billy Wilder lo hizo en Perdición (con la ayuda de Chandler), Carol Reed cuando se embarcó en El tercer hombre y, finalmente, Orson Welles en Sed de mal, que estableció la conclusión de una época, según los cánones clásicos.
















































































































No hay comentarios:

Publicar un comentario