Aquél día de 1897 se proyectaron en Maracaibo Muchachas bañándose en la Laguna de Maracaibo y Un célebre especialista sacando muelas, ambas de Manuel Trujillo Durán.
Sin embargo, los investigadores Jaime Sandoval y Ambretta Marrosu ubican el origen el 11 de julio de 1896. Más allá de la fecha, durante el siglo transcurrido, el cine nacional ha crecido, con altibajos.
“Los años 80 fueron el gran boom del cine venezolano porque por ejemplo, de las 10 películas más taquilleras de esa década, siete fueron venezolanas”, asegura Diego Risquez (Reverón, 2011) –quien se inició como director en 1970- recordando cintas como El pez que fuma (1977) y Cangrejo (1982), ambas de Román Chalbaud; Oriana (1985) de Fina Torres; y Macu, la mujer del policía (1987) de Solveig Hoogesteijn, entre otras.
Miguelángel Landa, el segundo actor con más apariciones en la pantalla grande (23), mira atrás y confiesa añorar de aquellos tiempos la pasión del actor por su oficio. “Para ser actor hay que tener pasión. Una película es muy dura. Sabes cuándo empieza, pero nunca cuándo termina”, sostiene.
En el siglo 21, el cine nacional ha experimentado una evolución. Así lo reconoce Laureano Olivares, quien debutó con 14 años al protagonizar Sicario (1994), de José Novoa, y ya acumula 20 filmes. “Así como están avanzado el mundo y la tecnología, Venezuela ha avanzado no solamente por su filmografía sino por las distintas oportunidades que ofrece al público”. Risquez coincide con el actor y rescata que el séptimo arte criollo ha abierto su oferta temática, ofreciendo comedia, drama, terror, cintas históricas, entre otros géneros.
Con más temática y producción, han llegado más premios internacionales. Tan solo en 2013, Pelo malo (Mariana Rondón) consiguió la Concha de Oro en San Sebastián, y Azul y no tan rosa (Miguel Ferrari), una nominación a los Goya.
Sin embargo, falta camino por recorrer. Según Risquez, “todavía hay que trabajar más los guiones. Una buena idea no siempre es un buen guión. El cine es un lenguaje y siento que todavía el venezolano está muy cercano al cine televisivo”. Este 2014 comienza como el año con más películas listas para ser estrenadas, 54, según Juan Carlos Lossada, presidente del Cnac.
“Los años 80 fueron el gran boom del cine venezolano porque por ejemplo, de las 10 películas más taquilleras de esa década, siete fueron venezolanas”, asegura Diego Risquez (Reverón, 2011) –quien se inició como director en 1970- recordando cintas como El pez que fuma (1977) y Cangrejo (1982), ambas de Román Chalbaud; Oriana (1985) de Fina Torres; y Macu, la mujer del policía (1987) de Solveig Hoogesteijn, entre otras.
El “cine urgente”, que inició en los 70 fue responsable de esos picos de taquilla.
Miguelángel Landa, el segundo actor con más apariciones en la pantalla grande (23), mira atrás y confiesa añorar de aquellos tiempos la pasión del actor por su oficio. “Para ser actor hay que tener pasión. Una película es muy dura. Sabes cuándo empieza, pero nunca cuándo termina”, sostiene.
En el siglo 21, el cine nacional ha experimentado una evolución. Así lo reconoce Laureano Olivares, quien debutó con 14 años al protagonizar Sicario (1994), de José Novoa, y ya acumula 20 filmes. “Así como están avanzado el mundo y la tecnología, Venezuela ha avanzado no solamente por su filmografía sino por las distintas oportunidades que ofrece al público”. Risquez coincide con el actor y rescata que el séptimo arte criollo ha abierto su oferta temática, ofreciendo comedia, drama, terror, cintas históricas, entre otros géneros.
Con más temática y producción, han llegado más premios internacionales. Tan solo en 2013, Pelo malo (Mariana Rondón) consiguió la Concha de Oro en San Sebastián, y Azul y no tan rosa (Miguel Ferrari), una nominación a los Goya.
Sin embargo, falta camino por recorrer. Según Risquez, “todavía hay que trabajar más los guiones. Una buena idea no siempre es un buen guión. El cine es un lenguaje y siento que todavía el venezolano está muy cercano al cine televisivo”. Este 2014 comienza como el año con más películas listas para ser estrenadas, 54, según Juan Carlos Lossada, presidente del Cnac.
el cine venezolano es lo mejor que hay en latinoamerica
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