Mientras disfrutaba viendo “Django Desencadenado” de nuestro amiguete Tarantino, film que todo amante del buen Cine debe ver y disfrutar, me dio por pensar en los western ochenteros. Si bien en los 70 todavía se producían “Películas del Oeste” con cierta asiduidad en los 80 pasó a ser una auténtica rareza y un género vilipendiado.
Si hay un Género Cinematográfico por excelencia es el Western, las primeras películas eran del Oeste y ha sido el género que nació por y para el Cine. En la actualidad es casi una excentricidad decir que te gustan las Pelis del Oeste y han quedado relegadas para cubrir las sobremesas en canales de la T.D.T. de los más rancios y para regalar con Periódicos. La grandeza de Tarantino es doble al atreverse con un género olvidado y encima tocar el tema de la esclavitud en la América Profunda, un Frikimalista de los pies a la cabeza este Tarantino.
En lo referente a lo que nos toca, en los 80 tenemos pocos Western de calidad y ha sido difícil hacer una selección.
Empezaremos con el bueno de Eastwood, en 1985 tal vez cansado de sus Harrys y queriendo huir del pestiño de “Firefox” vuelve al género que le dio a conocer y en el que mejor se desenvuelve, el Western. Lejos quedan los tiempos en los que se considerará a Eastwood un icono gafapástico pedante y aburrido y rodaba films machorros cargados de mala leche, que grande “El Sargento de Hierro”. Nos regalará “El Jinete Pálido”, un western clásico con personajes inolvidables, que poco tiene que envidiar a los grandes del género.
En ese mismo año 1985 Lawrence Kasdan rodará “Silverado”, el argumento es el clásico de enfrentamiento entre cacique local despiadado y grupo de hombres que se oponen a sus malvados planes. Lo grande de este film es el elenco actoral: tenemos a un Kevin Costner casi adolescente, un Danny Glover entre “Armas Letales”, un Kevin Kline magistral y a unos casi desconocidos Rosanna Arquette y Jeff Goldblum.
Para colmo el malo de turno es el fachoso que ponía las cosas difíciles a John Rambo en “Acorralado”, Brian Dennehy desmadrado. Si a este gran elenco le unimos una puesta en escena excepcional y un ritmo ochentero, tenemos el mejor Western Ochentero sin lugar a dudas. “El Jinete Pálido” es sublime pero es más clásica.
En 1980 al simpático Walter Hill se le ocurrió rodar un Western protagonizado por unos hermanos atracadores de trenes, copiará sin ningún pudor la manera de rodar la violencia del genial Peckinpah, ese tono crepuscular y la cámara lenta pero sin conseguir llegar a la suela de los zapatos al genio californiano. Como curiosidad decir que los hermanos de la peli son interpretados por hermanos reales, tenemos a los Carradine, Quaid, Keach y Quest. No es uno de los mejores Western que se puede ver y sobretodo flojea al final.
En 1980 seremos testigos de uno de los mayores fracasos de la Historia del Cine reciente "La Puerta del Cielo", solo comparable a la cagada del “Waterworld” de Costner. Michael Cimino venía de dirigir “El Cazador” en 1978 y de triunfar en los Oscar, sin duda estamos hablando de uno de los mejores films de los 70.
Todo el mundo esperaba con ansia su nuevo proyecto, un western grandioso con un presupuesto de 35 millones de dólares producido por United Artist. Con ese presupuesto necesitas rodar un film que sea un éxito que acerque al público en masa a las salas, si tenemos en cuenta que duraba 3 horas y media y su trama era farragosa comprenderemos que es un film casi de Arte y Ensayo para su estreno en Cine Clubs que no tenía nada de Revienta Taquillas. Recaudaría en taquilla 3,4 millones de dólares y arruinaría a United Artist y destrozaría la prometedora carrera de Cimino. Es un western atípico con momentos sublimes entre minutos anodinos, parece un film de Terrence Malick por momentos.
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