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sábado, 26 de octubre de 2013

El Cine Negro Accion y Drama Parte VI

El cine negro es fundamentalmente un estilo visual. Poseía también sus sonidos característicos, normalmente una banda sonora realista, llena de sonidos urbanos y de música de jazz, pero lo que realmente define al cine negro son sus imágenes. La lluvia que cae de noche sobre las calles de la ciudad reflejada en las aceras por la débil luz de las farolas, las luces de neón de los antros nocturnos, la oscuridad y el humo que no deja ver nada, las composiciones angulares que dan la sensación de presión y claustrofobia, las marcadas sombras que dotan de un ambiente siniestro a la atmósfera; y la noche omnipresente y amenazadora donde los personajes se mueven y viven como si sus oscuras motivaciones y secretas culpas no resistieran el examen de la luz del día.

Para rastrear el origen del término, cine negro, habría que volver la mirada a la década de los 40 en Francia. Tras la desocupación militar, las pantallas francesas se vieron inundadas por una oleada de películas americanas que hasta entonces habían estado prohibidas. Los críticos franceses, ante la falta de un término para catalogar estas ficciones, lo tomaron prestado de la literatura, y más concretamente, de la colección editada por Gallimard titulada "Sèrie Noire", que publicaba obras, de entre otros, Raymond Chandler y Dashiell Hammet.

Pero el origen propiamente del cine negro se remonta a unos años antes y al continente americano, ligado al concepto de thriller o shocker, "metagénero" que agrupa un gran número de propuestas cinematográficas, entre las que destacan el cine de gangsters, policíaco, suspense..., y que tiene como nexo de unión la violencia como elemento temático.

Con la incorporación del sonido en 1927, el cine adquiere nuevas dimensiones expresivas nunca antes imaginadas, dotando a las películas de mayor realismo y posibilitando incluir una banda sonora a los turbulentos años que vivía América. Las novelas pulp, los cómics y el primer cine de gangsters, junto con la novela negra, establecen las bases argumentales del futuro cine negro. Películas como La ley del hampa (Underworld, 1927), de Josef von Sternberg y Arthur Rosson, Scarface, el terror del hampa (Scarface, 1932), de Howard Hawks, Hampa dorada (Little Caesar, 1930), de Mervyn LeRoy, ya reflejan la corrupción y los asesinatos a los que más tarde el cine negro volverá, pero aún manteniendo un esquema argumental muy sencillo y lineal, basado en el auge y caída de los gangsters.

La realidad histórica también influye en la temática del cine negro. Las dos guerras mundiales, el crack de 1929, la incorporación de la mujer al trabajo, la emigración a las grandes ciudades, la paranoia política, el derrumbamiento general de los valores y de los papeles sexuales y económicos aceptados y la Ley Volsted (1919-1933), que prohibe el consumo de bebidas alcohólicas y genera un mercado negro que rápidamente es explotado, con la consiguiente corrupción, violencia y enriquecimiento rápido, por el nuevo self made man, el gangster, como lo reflejan películas como la citada Hampa dorada o The Roaring Twenties [tv/vd: Los violentos años 20, 1939], de Raoul Walsh.

Todo este clima de incertidumbre y agitación que zarandeaba los pilares básicos en los que se cimentaba la joven potencia americana crean el caldo de cultivo necesario para la aparición del cine negro. Si tomamos parte de la temática de las películas de gangsters, la novela negra, la situación social y la definitiva influencia de directores europeos como Frizt Lang, Karl Freund, Franz Planer, que tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial emigran a Estados Unidos llevando consigo las técnicas y el estilo oscuro del expresionismo alemán, tenemos todos los elementos necesarios para hablar del cine negro.










































































































































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